Diagnóstico multiaxial
¿Cómo se realiza un diagnóstico multiaxial en psicología?
El diagnóstico multiaxial es un enfoque integral para evaluar la salud mental de una persona, utilizado especialmente en versiones anteriores del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), como el DSM-IV-TR.
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Este modelo divide la evaluación en cinco ejes, cada uno destinado a explorar una dimensión específica del estado mental y social del paciente:
Eje I – Trastornos clínicos
Incluye los trastornos mentales que suelen ser el foco principal del tratamiento. Aquí se identifican problemas como los trastornos del estado de ánimo (depresión, trastorno bipolar), trastornos de ansiedad, esquizofrenia, trastornos disociativos, entre otros.
Eje II – Trastornos de la personalidad y retraso mental
Se registran trastornos más persistentes y estables en el tiempo, como los trastornos de la personalidad (por ejemplo, personalidad límite, antisocial, evitativa) y el retraso mental (actualmente denominado discapacidad intelectual). Estos diagnósticos ayudan a comprender patrones de comportamiento a largo plazo.
Eje III – Condiciones médicas generales
Aquí se anotan problemas médicos que pueden influir en la salud mental del paciente, como enfermedades neurológicas, endocrinas o infecciones crónicas. La relación cuerpo-mente es clave, ya que muchas veces los síntomas físicos impactan en el bienestar psicológico.
Eje IV – Problemas psicosociales y ambientales
Este eje considera los factores del entorno que pueden afectar el diagnóstico, tratamiento o pronóstico del paciente: dificultades familiares, laborales, económicas, legales, entre otras. Comprender el contexto es esencial para una intervención eficaz.
Eje V – Evaluación global del funcionamiento (EGF)
Se utiliza una escala numérica (de 0 a 100) para valorar el nivel general de funcionamiento psicológico, social y laboral. Un puntaje bajo indica dificultades severas, mientras que uno alto refleja buen ajuste general.
📊 Escala de Evaluación Global del Funcionamiento (EGF)
La Escala de Evaluación Global del Funcionamiento (EGF) se utiliza para puntuar, en una escala del 0 al 100, el nivel general de funcionamiento psicológico, social y ocupacional de una persona. No se enfoca únicamente en los síntomas, sino también en la capacidad para enfrentar la vida diaria.
A continuación, se presenta un resumen simplificado de los rangos de puntuación más comunes:
| Puntaje | Descripción general |
|---|---|
| 91–100 | Funcionamiento superior. No hay síntomas. La persona es capaz de manejar problemas cotidianos de manera efectiva. |
| 81–90 | Síntomas mínimos o leves (p. ej., ansiedad leve), pero buen funcionamiento en todas las áreas. Relaciones positivas. |
| 71–80 | Síntomas transitorios o problemas leves (p. ej., tristeza ocasional), sin mayor impacto en la vida diaria. |
| 61–70 | Algunos síntomas moderados (p. ej., insomnio, dificultad para concentrarse) o conflictos leves en relaciones sociales. |
| 51–60 | Síntomas clínicos evidentes o dificultades moderadas en el trabajo, la escuela o las relaciones. |
| 41–50 | Problemas psicológicos graves o limitaciones importantes en varias áreas (p. ej., pensamientos suicidas, conflictos frecuentes). |
| 31–40 | Alteraciones importantes en la realidad (p. ej., alucinaciones ocasionales), dificultad para mantener relaciones o empleo. |
| 21–30 | Conducta muy desorganizada o riesgo significativo para sí mismo u otros. Necesidad probable de intervención urgente. |
| 11–20 | Peligro persistente para la vida o conducta profundamente desorganizada. Posible hospitalización inmediata. |
| 1–10 | Riesgo extremo, mínima comunicación, funcionamiento casi inexistente. |
| 0 | Insuficiente información para hacer una evaluación. |
¿Por qué es útil esta escala?
Esta herramienta permite al clínico tener una visión global rápida del estado del paciente y observar su evolución a lo largo del tiempo. También facilita la comunicación con otros profesionales de la salud mental al ofrecer un criterio estandarizado y cuantificable.
¿Para qué sirve el diagnóstico multiaxial?
Este modelo permite una visión más completa del paciente, promoviendo un análisis más profundo que va más allá de los síntomas aislados. Ayuda a los profesionales a diseñar intervenciones terapéuticas personalizadas, considerando tanto la psicopatología como las condiciones médicas, el contexto social y el nivel de funcionamiento.
Aunque el DSM-5 simplificó el sistema diagnóstico eliminando los ejes formales, muchos clínicos siguen valorando este enfoque como una guía útil para estructurar la evaluación psicológica, especialmente en entornos clínicos complejos o durante la formación profesional.
Eliminación del diagnostico multiaxial del DSM-5
La evaluación multiaxial fue eliminada del DSM-5 (publicado en 2013) por varias razones fundamentales relacionadas con la claridad, utilidad clínica y avances conceptuales en la psiquiatría. A continuación te explico los motivos principales:
1. Complejidad innecesaria y uso inconsistente
Muchos profesionales consideraban que el sistema de cinco ejes era innecesariamente complicado y no siempre se utilizaba de forma coherente en la práctica clínica. Por ejemplo, el Eje IV (problemas psicosociales y ambientales) y el Eje V (Evaluación Global del Funcionamiento) a menudo se completaban de manera superficial o arbitraria.
2. Redundancia con otras formas de evaluación
Algunos aspectos del modelo multiaxial, como las condiciones médicas (Eje III) o los factores psicosociales (Eje IV), ya eran considerados de forma natural en la evaluación clínica, sin necesidad de estar en un eje separado. El DSM-5 propone incluir toda la información en un diagnóstico unificado y contextualizado, en lugar de segmentarla artificialmente.
3. Mejoras en la conceptualización de los trastornos
El DSM-5 adoptó un enfoque más dimensional y menos categórico en algunos aspectos. Se buscó reflejar la continuidad de los síntomas, su gravedad y su evolución, lo cual no encajaba del todo con el formato rígido de los ejes.
4. Sustitución del Eje V por escalas más fiables
El Eje V (EGF) fue criticado por su falta de consistencia y validez interevaluador. Como alternativa, el DSM-5 recomienda otras herramientas más específicas y fiables, como:
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WHODAS 2.0 (World Health Organization Disability Assessment Schedule), para evaluar el funcionamiento global de una manera estandarizada y basada en evidencia.
5. Alineación con sistemas internacionales
El nuevo formato del DSM-5 se alinea mejor con la CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) de la OMS, facilitando la comunicación internacional en salud mental y la integración de registros médicos electrónicos.
Ejemplo de diagnóstico multiaxial
Paciente de 30 años con síntomas de depresión, dificultades interpersonales y antecedentes de trauma infantil.
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Eje I: Trastorno depresivo mayor, episodio único, severo sin características psicóticas
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Eje II: Trastorno de la personalidad límite
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Eje III: Hipotiroidismo
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Eje IV: Conflictos con la pareja, desempleo
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Eje V: GAF = 55 (problemas moderados en el funcionamiento social y ocupacional)
¿Cuándo puede ser útil aún?
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En contextos clínicos integrales (hospitalarios o forenses)
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En formación académica
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En evaluaciones psicológicas estructuradas donde se requiere una visión más detallada del paciente
Conclusión
Aunque el diagnóstico multiaxial fue oficialmente eliminado en el DSM-5, su valor como herramienta clínica y formativa sigue vigente. Este enfoque permitió y en muchos casos aún permite una comprensión más completa del paciente, integrando aspectos clínicos, médicos, sociales y funcionales en una estructura clara y ordenada. Si bien hoy se utilizan modelos más integrados y dimensionales, el sistema multiaxial nos recuerda la importancia de considerar al individuo en toda su complejidad, y no solo como un conjunto de síntomas. En contextos educativos y clínicos exigentes, sigue siendo un marco útil para organizar la información y diseñar intervenciones más personalizadas y eficaces.


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